La noche del Jueves Santo se vistió de solemnidad y devoción con la procesión de la Cofradía de María Santísima del Gran Dolor, que llevó a cabo su estación de penitencia desde la emblemática ermita del Santísimo Cristo de la Misericordia. En una demostración de fe y pericia, los costaleros portaron el paso del Misterio de Nuestro Padre Jesús en su Flagelación y María Santísima del Gran Dolor, acompañados por las conmovedoras notas de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno de Parla.
Este año, la cofradía introdujo una significativa novedad en su recorrido: la fusión de las imágenes de Nuestro Padre Jesús en su Flagelación y María Santísima del Gran Dolor en un solo paso de misterio. Esta unificación, además de enriquecer visualmente el desfile procesional, supuso un desafío técnico para los costaleros y capataces, quienes demostraron su destreza al maniobrar con habilidad en el reducido marco de la puerta y las escaleras de acceso al templo.
La procesión, que inició y concluyó en la ermita, se desarrolló en un ambiente cargado de emoción y recogimiento. Las estrechas calles del recorrido se llenaron de fieles que, a la luz de las velas, siguieron con devoción cada paso de las imágenes sagradas, admirando el esfuerzo y la coordinación de quienes llevan sobre sus hombros el peso de una tradición centenaria.
Este evento no solo refuerza el sentido comunitario de la Semana Santa, sino que también subraya la capacidad de las cofradías para innovar dentro del marco de la tradición, ofreciendo cada año una experiencia nueva a los devotos y destacando el compromiso de mantener viva una de las expresiones culturales más arraigadas de la región. Sin duda, la procesión de la Cofradía de María Santísima del Gran Dolor se convirtió en un punto culminante del Jueves Santo, dejando una huella imborrable en el corazón de los asistentes.
Nota del Ayuntamiento de Miguelturra.
